Diversidad Funcional

Diversidad Funcional

viernes, 21 de febrero de 2014

El deporte y la tercera edad


Por lo general, y muchas veces de manera errónea, el tema del deporte no ha ido nunca asociado a la tercera edad, consideramos el hecho de la práctica de cualquier deporte única y exclusivamente a la época de nuestra juventud cuando en realidad cualquier época de nuestra vida es buena para hacer deporte siempre y cuando conozcamos nuestros límites y adaptando el esfuerzo a nuestras condiciones físicas.

En personas de avanzada edad la práctica del deporte se complica por los factores que afectan al envejecimiento del cuerpo, la  calidad de los huesos, la elasticidad o el sistema cardiorespiratorio afectan a la práctica del deporte, pero para nada hace que esto sea un impedimento para su realización.

La clave está primero en saber elegir qué tipo de deporte se debe practicar y luego modular la intensidad. Las recomendaciones general que se dan es que los deportes practicados en la tercera edad sean lo mas aerobicos posibles, hacer caminatas, yoga, acuaerobic, tai-chi y en general actividades de bajo rendimiento físico.

¿Cómo adaptarlo a nuestras condiciones particulares? 
Hay un truco que vale para todas las edades y condiciones y es no pasar del ritmo en el cual puedas hablar tranquilamente con otra persona, cuando notes que falta un poco de oxigeno y que cuesta mantener una conversación hay que bajar el ritmo, nunca pasar de nivel.

Otra clave importante a tener en cuenta a la hora de la práctica de cualquier deporte en la tercera edad es el componente social, la interacción con otros compañeros en función de unos roles,y la persecución de un objetivo común hace que relacionarse con otras personas de su mismo entorno reduzca en gran medida su nivel de estrés y la ansiedad mejorando así en la relación con su entorno más cercano.

Los beneficios demostrados de la práctica de deporte en la tercera edad son muchos:

-Fortalecimiento de los músculos.


-Mejora de fuerza en la columna.


-Mejora del sistema cardiorespiratorio


-Reduce el riesgo de hipertensión


-Fomento de las relaciones interpersonales

Causas de la anorexia y la bulimia

Si bien existen muchas teorías al respecto, nadie está totalmente seguro sobre las causas de los trastornos alimentarios. La mayoría de las personas que sufren un trastorno alimentario tienen entre 13 y 17 años. Este es un período de cambios físicos y emocionales, de presiones académicas y de mayor presión de los pares. Si bien durante la adolescencia se tiene un mayor sentido de la independencia, es probable que los adolescentes sientan que no son capaces de controlar su libertad y, en algunos casos, su cuerpo. Esto ocurre, en especial, durante la pubertad.
En el caso de las mujeres, si bien es completamente normal (y necesario) que se incremente la grasa corporal durante la pubertad, algunas reaccionan al cambio con grandes temores por su nuevo peso. Erróneamente, pueden sentirse obligadas a bajar de peso sin importar cómo.
Cuando se combina la presión de ser como las celebridades con el hecho de que el cuerpo crece y cambia durante la pubertad, es sencillo entender por qué algunos adolescentes tienen una imagen negativa de sí mismos. Los adolescentes famosos y los atletas responden al "ideal de Hollywood", es decir, las jóvenes son pequeñas y flacas, y los jóvenes son atléticos y musculosos, y este tipo de cuerpo es popular no solo en Hollywood, sino también en la escuela secundaria.
Muchas personas con trastornos alimentarios pueden presentar también un estado depresivo y ansiedad, o padecer otros problemas de salud mental, como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). También existe evidencia de que los trastornos alimentarios son hereditarios. Si bien parte de estos trastornos pueden ser genéticos, también se deben a que aprendemos nuestros valores y comportamientos de nuestras familias.

El deporte y los trastornos alimentarios

Los atletas y bailarines son particularmente propensos a los trastornos alimentarios durante la pubertad, ya que es posible que deseen detener o reducir el crecimiento (tanto en altura como en peso).
Los entrenadores, los familiares y otras personas pueden incentivar a los adolescentes que practican ciertos deportes, como la gimnasia artística, el patinaje sobre hielo o el ballet, a mantenerse lo más delgado posible. Se incentiva a algunos atletas y corredores a perder peso o eliminar la grasa corporal en un momento biológico en que naturalmente deberían incrementarla.

Los trastornos alimentarios


Los trastornos alimentarios son tan comunes en los Estados Unidos que 1 o 2 de cada 100 estudiantes padece uno de estos trastornos. Cada año, miles de adolescentes padecen trastornos alimenticios o problemas de peso, de alimentación o con la imagen corporal.

Un trastorno alimentario implica más que simplemente hacer dieta para perder peso o hacer ejercicio todos los días. Se trata de comportamientos alimentarios extremos: por ejemplo, dietas que nunca terminan y que, gradualmente, se vuelven más estrictas. También guarda relación con personas que no salen con amigos porque creen que es más importante salir a correr para contrarrestar el dulce que comieron más temprano.
Los trastornos alimentarios más comunes son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa (más conocidas como "anorexia" y "bulimia"). Pero existen otros trastornos relacionados con la alimentación que se están volviendo más comunes, como el trastorno por atracón, los trastornos relacionados con la imagen corporal o las fobias a determinados alimentos.

Anorexia

Las personas que padecen anorexia sienten un miedo real a engordar y tienen una imagen distorsionada de las dimensiones y la forma de su cuerpo. Es por esto que no pueden mantener un peso corporal normal. Muchos adolescentes con anorexia restringen la ingesta de alimentos haciendo dieta, ayuno o ejercicio físico excesivo. Apenas comen, y lo poco que ingieren se convierte en una obsesión.
Otras personas que padecen anorexia recurren a los atracones y las purgas: ingieren grandes cantidades de alimentos y luego tratan de deshacerse de las calorías induciendo el vómito, tomando laxantes, haciendo ejercicios físicos en exceso, o mediante una combinación de estas.

Las personas anoréxicas pueden:

  • adelgazar mucho, volverse frágiles o escuálidas
  • estar obsesionadas con la alimentación, los alimentos y el control del peso
  • pesarse de manera reiterada
  • llenarse con agua deliberadamente cuando visitan a un profesional para pesarse
  • contar o racionar los alimentos cuidadosamente
  • comer solo determinados alimentos y evitar los lácteos, la carne, el trigo, etc. (por supuesto, muchas personas que son alérgicas a determinados alimentos o son vegetarianas evitan algunos alimentos)
  • hacer ejercicio en exceso
  • sentirse gordas
  • aislarse socialmente, especialmente evitando las comidas o los festejos donde se sirve comida
  • deprimirse, sentirse sin energía y sentir frío con frecuencia

Bulimia

La bulimia es similar a la anorexia. En el caso de la bulimia, quien la padece se da grandes atracones de comida (come en exceso) y después trata de compensarlo con medidas drásticas, como el vómito inducido o el ejercicio físico en exceso para evitar subir de peso. Con el tiempo, esto puede resultar peligroso, tanto física como emocionalmente. También puede conducir a comportamientos compulsivos (es decir, comportamientos que son difíciles de evitar).
El diagnóstico de la bulimia se da cuando una persona recurre a los atracones y a la purga de manera regular, al menos dos veces por semana, durante un par de meses. Estos atracones no equivalen a situaciones como ir a una fiesta, comer cantidades excesivas de pizza y al día siguiente decidir ir al gimnasio y comer más sano.
Las personas bulímicas comen grandes cantidades de comida de golpe (generalmente comida chatarra) y suelen hacerlo a escondidas. Con frecuencia comen alimentos que no están cocidos o que aún están congelados, o sacan comida de la basura. Suelen sentir que no pueden dejar de comer y solo lo hacen cuando están demasiado llenos como para seguir comiendo. La mayoría de las personas que padecen bulimia luego recurren a los vómitos, a los laxantes o al ejercicio físico excesivo.
Si bien la anorexia y la bulimia son muy similares, las personas anoréxicas suelen ser muy flacas y suelen tener un peso inferior al normal. Por el contrario, las personas bulímicas pueden tener un peso normal o estar un poco excedidas de peso.

Una persona bulímica puede:

  • tener miedo a aumentar de peso
  • sentirse realmente insatisfecha con el tamaño, la forma y el peso corporal
  • inventar excusas para ir al baño inmediatamente después de comer
  • comer solo alimentos dietéticos o con bajo contenido en grasa (excepto en los atracones)
  • comprar laxantes, diuréticos o enemas con regularidad
  • pasar la mayor parte del tiempo haciendo ejercicio o intentando quemar calorías
  • aislarse socialmente, especialmente evitando las comidas o los festejos donde se sirve comida

La depresión en el deporte


 

Desde hace muchos años los facultativos recomiendan hacer ejercicio en la medida de lo posible a los pacientes aquejados de depresión. Se calcula que puede reducir hasta un 50% los síntomas, si se practica al menos tres días a la semana. Lo más importante es que mejora el estado de ánimo y la actitud. Cuanto más tiempo se mantienen las sesiones regulares, más aumentan los beneficios.

Todos los expertos coinciden en que el ejercicio físico siempre resulta recomendable en problemas de salud mental. Por ejemplo, sirve como valioso apoyo para los enfermos de depresión en tratamientos a base de antidepresivos. Según un estudio del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos puede elevar hasta un 15% la eficacia de los medicamentos.

"Pienso que el ejercicio puede llegar a ser tan importante como los antidepresivos o la terapia cognitiva", explica Madhukar Trivedi, director del programa de investigación sobre trastornos anímicos de la Universidad Southwestern, de Texas (EE.UU.). Con su equipo, Trivedi ha demostrado que practicar aerobic durante 30 minutos un mínimo de tres días a la semana disminuye a la mitad los síntomas en una depresión moderada. Según eso, la mejoría es bastante significativa.
El estudio de Trivedi y sus colaboradores ha sido dado a conocer por la revista médica American Journal of Preventive Medicine. Según sus conclusiones los enfermos experimentan una enorme mejoría mediante el uso de cintas para correr y bicicletas estáticas. La investigación consistió en el seguimiento de 80 personas aquejadas por este problema, de edades comprendidas entre los 20 y los 45 años. Se dividió a los pacientes en varios grupos que realizaban ejercicio a distinta intensidad.
En otro trabajo, Dan Dawyer, de la Universidad de Queensland, apunta que desde el principio los ejercicios facilitan una respuesta terapéutica más rápida de los antidepresivos en pacientes con desórdenes importantes. Pero tras 16 semanas de tratamiento, el ejercicio acababa siendo tan imprescindible como los propios medicamentos.


Consejos y recomendaciones
Resulta conveniente antes de empezar a practicar ejercicio comentárselo al doctor. Él mismo se encargará de establecer un programa adecuado para cada paciente.
Los expertos coinciden en sugerir las siguientes recomendaciones:
  • Mantener siempre un horario fijo. Empezar a la misma hora todos los días ayuda a coger el hábito.
  • Parar siempre en caso de sentir dolor o cualquier experiencia negativa.
  • Los pacientes que se sientan especialmente desanimados, pueden recurrir a la ayuda de algún amigo y familiar que les estimule a seguir el programa establecido.
  • Es preciso no forzarse más de la cuenta. Se deben evitar los excesos.
  • Después del ejercicio se recomienda un baño caliente para relajarse.
Ventajas del ejercicio en pacientes depresivos
El doctor Doug Burke, que ha puesto en marcha programas estructurados del ejército, para veteranos de guerra, en EE.UU., señala las ventajas del ejercicio en pacientes depresivos. Sobre todo, facilita que puedan pensar con más claridad, lo que les ayuda a recuperar el equilibrio. También posibilita que duerman mejor, lo que trae consigo considerables beneficios. Por otro lado, practicar ejercicio es una costumbre sana que mejora la salud, y también reduce la tensión y el sentimiento de ira. Todo ello conduce a que el paciente se sienta mejor consigo mismo, y a que aumente su autoestima.
Aunque no todos los estudios lo demuestran, la hipótesis de las endorfinas señala que el cerebro y otros tejidos producen endorfinas variadas que reducen la sensación de dolor y mejoran el ánimo. Resulta de por sí lo suficientemente bueno que el paciente se distraiga por un momento de sus problemas estresantes. Reduce el ritmo cardiaco en reposo y la tensión neuromuscular. Además, los doctores pueden recomendar el ejercicio a cualquier paciente. Aunque cada uno lo tendrá que hacer a su ritmo, no tiene efectos secundarios, a diferencia de los tratamientos farmacológicos.

La depresión

 
La depresión se puede describir como el hecho de sentirse triste, melancólico, infeliz, abatido o derrumbado. La mayoría de nosotros se siente de esta manera una que otra vez durante períodos cortos
La depresión clínica es un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un período de tiempo prolongado.
Para mayor información sobre los síntomas y el tratamiento de la depresión, ver:

Consideraciones

Los síntomas de depresión abarcan:
  • Estado de ánimo irritable o bajo la mayoría de las veces.
  • Pérdida de placer en actividades habituales.
  • Dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño.
  • Cambio grande en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso.
  • Cansancio y falta de energía.
  • Sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpa.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Movimientos lentos o rápidos.
  • Inactividad y retraimiento de las actividades usuales.
  • Sentimientos de desesperanza y abandono.
  • Pensamientos repetitivos de muerte o suicidio.
La baja autoestima es común con la depresión, al igual que los arrebatos repentinos de ira y falta de placer en actividades que normalmente lo hacen feliz, entre ellas, la actividad sexual.
Es posible que los niños deprimidos no tengan los síntomas clásicos de la depresión en los adultos. Vigile especialmente los cambios en el rendimiento escolar, el sueño y el comportamiento. Si usted cree que su hijo podría estar deprimido, vale la pena consultarlo con el médico.
Los tipos principales de depresión abarcan:
  • Depresión mayor: deben presentarse 5 o más síntomas de la lista de arriba, durante al menos dos semanas para diagnosticar este tipo de depresión. La depresión mayor tiende a continuar durante al menos 6 meses si no recibe tratamiento. (Se dice que usted tiene depresión menor si presentan menos de 5 de estos síntomas durante al menos 2 semanas. La depresión menor es similar a la depresión mayor o grave, excepto que la primera sólo tiene de 2 a 4 síntomas).
  • Depresión atípica: ocurre en aproximadamente un tercio de los pacientes con depresión. Los síntomas abarcan comer y dormir en exceso. Usted puede sentirse como si estuviera sobrecargado y se acongoja mucho por el rechazo.
  • Distimia: una forma de depresión más leve que dura años si no recibe tratamiento.
Otras formas comunes de depresión abarcan:
  • Depresión posparto: muchas mujeres se sienten algo deprimidas después de tener un bebé, pero la verdadera depresión posparto es más intensa e incluye los síntomas de la depresión mayor.
  • Trastorno disfórico premenstrual (TDP): síntomas depresivos que ocurren una semana antes de la menstruación y desaparecen después de menstruar.
  • Trastorno afectivo estacional (TAE): ocurre con mayor frecuencia durante las estaciones de otoño e invierno y desaparece durante la primavera y el verano, muy probablemente debido a la falta de luz solar.
La depresión también puede alternar con manías (conocida como depresión maníaca o trastorno bipolar).
La depresión puede ser más común en las mujeres que en los hombres, aunque es posible que esto se deba a que las mujeres tienden más a buscar ayuda para este problema. La depresión también es más frecuente durante los años de adolescencia.

Causas

La depresión a menudo se transmite de padres a hijos; esto puede deberse a los genes (hereditaria), comportamientos aprendidos en el hogar o ambos. Incluso si los genes hacen que usted sea más propenso a presentar depresión, un hecho estresante o infeliz en la vida generalmente desencadena esta afección.
Muchos factores pueden causar depresión, como:
  • Alcoholismo o drogadicción
  • Afecciones y tratamientos médicos, como:
    • ciertos tipos de cáncer
    • dolor prolongado
    • problemas para dormir
    • medicamentos esteroides
    • baja actividad de la tiroides (hipotiroidismo)
  • Situaciones o hechos estresantes en la vida, como:
    • maltrato o rechazo
    • ruptura de relaciones con el novio o la novia
    • ciertos tipos de cáncer
    • muerte de un amigo o familiar
    • divorcio, incluso el divorcio de los padres
    • desaprobar una asignatura
    • enfermedad en la familia
    • pérdida del trabajo
    • aislamiento social (causa común de depresión en los ancianos)

Cuidados en el hogar

Si usted presenta depresión durante dos semanas o más, debe ponerse en contacto con el médico u otros profesionales de la salud antes de que los síntomas empeoren.
Sin importar el tipo y gravedad de la depresión, las siguientes medidas de cuidados personales pueden ayudar:
  • Dormir bien.
  • Consumir una alimentación nutritiva y saludable.
  • Hacer ejercicio regularmente.
  • Evitar el consumo de alcohol, marihuana y otras drogas psicoactivas.
  • Involucrarse en actividades que lo hagan feliz.
  • Pasar el tiempo con familiares y amigos.
  • Si usted es una persona religiosa o espiritual, hable con clérigos o consejeros espirituales.
  • Contemple la posibilidad de la meditación, el tai chi y otros métodos de relajación.
  • Agregar ácidos grasos omega-3 a la dieta, los cuales se pueden obtener en suplementos de venta libre o consumiendo pescado como el atún, el salmón o la caballa.
Si su depresión ocurre en los meses de otoño o invierno, ensaye con fototerapia usando una lámpara especial que es similar a la luz del sol.
Si usted tiene depresión de moderada a grave, el plan de tratamiento más efectivo probablemente involucrará una combinación de psicoterapia, cambios en el estilo de vida y medicamentos.

Prevención

Los hábitos de vida saludables pueden ayudar a prevenir la depresión y disminuir las posibilidades de que se presente de nuevo. La psicoterapia y los antidepresivos también pueden reducir la probabilidad de que usted resulte deprimido nuevamente.
La psicoterapia le puede ayudar en los momentos de aflicción, estrés o desánimo. La terapia de familia puede ayudar a los adolescentes que se sienten deprimidos.
Mantener contacto cercano con otras personas es importante para prevenir la depresión.

La esquizofrenia

 
Es un trastorno mental complejo que dificulta:
  • Establecer la diferencia entre lo que es real e irreal.
  • Pensar de manera clara.
  • Tener respuestas emocionales normales.
  • Actuar normalmente en situaciones sociales.

Causas

La esquizofrenia es una enfermedad compleja. Los expertos en salud mental no están seguros de cuál es su causa. Los genes pueden jugar un papel.
Se presenta por igual en hombres y mujeres. Generalmente comienza en los años de adolescencia o a principios de la adultez, pero puede empezar más tarde en la vida. Tiende a empezar más tarde en las mujeres y es una afección más leve.
En los niños, por lo general comienza después de la edad de 5 años. La esquizofrenia en la niñez es poco común y puede ser difícil diferenciarla de otros problemas del desarrollo, como el autismo.

Síntomas

Los síntomas de esquizofrenia generalmente se van presentando lentamente a lo largo de meses o años. Algunas veces, la persona puede tener muchos síntomas y otras veces sólo unos pocos.
Las personas con esquizofrenia pueden tener dificultad para conservar amigos y trabajar. También pueden tener problemas con la ansiedad, la depresión y los pensamientos o comportamientos suicidas.
Los síntomas iniciales pueden abarcar:
  • Sentirse irritable o tenso.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Dificultad para dormir.
A medida que la enfermedad continúa, la persona puede tener problemas con el pensamiento, las emociones y el comportamiento, como:
  • Comportamientos extraños.
  • Escuchar o ver cosas que no existen (alucinaciones).
  • Aislamiento.
  • Disminución de la emoción.
  • Problemas para prestar atención.
  • Creencias fuertemente sostenidas que no son reales (delirios).
  • Los pensamientos "saltan" entre diferentes temas (asociaciones sueltas). 

Pruebas y exámenes

No existen exámenes para diagnosticar la esquizofrenia. Un psiquiatra debe examinarlo y hacer un diagnóstico, el cual se realiza con base en una entrevista que le hacen a la persona y a los miembros de su familia.
El psiquiatra hará preguntas acerca de:
  • Cuánto tiempo han durado los síntomas.
  • Cómo ha cambiado la capacidad para desempeñarse.
  • Antecedentes del desarrollo.
  • Antecedentes genéticos y familiares.
  • Qué tan bien han funcionado los medicamentos.
  • Abuso de sustancias.
  • Problemas de salud.
Las gammagrafías del cerebro (como TC o RM) y los exámenes de sangre pueden ayudar a descartar otros trastornos que tienen síntomas similares.

Tratamiento

Durante un episodio de esquizofrenia, la persona puede necesitar hospitalización por razones de seguridad.
MEDICAMENTOS
Los medicamentos antipsicóticos son el tratamiento más efectivo para la esquizofrenia. Éstos cambian el equilibrio de químicos en el cerebro y pueden ayudar a controlar los síntomas.
Estos medicamentos, aunque son útiles, pueden causar efectos secundarios. Sin embargo, muchos efectos secundarios se pueden manejar. Por esta razón, no deben impedir que la persona consiga tratamiento para este serio trastorno.
Los efectos secundarios comunes de los antipsicóticos pueden abarcar:
  • Vértigo
  • Sensaciones de inquietud o nerviosismo
  • Somnolencia (sedación)
  • Movimientos lentos
  • Temblor
  • Aumento de peso
El uso prolongado de antipsicóticos puede incrementar el riesgo de un trastorno de movimiento llamado discinesia tardía. Esta enfermedad provoca movimientos repetitivos que la persona no puede controlar. Consulte con su médico enseguida si usted o un miembro de la familia puede tener esta afección debido a un medicamento.
Cuando la esquizofrenia no mejora con antipsicóticos, se pueden ensayar otros medicamentos.
La esquizofrenia es una enfermedad crónica y la mayoría de las personas que la padecen necesitan estar con medicación antipsicótica de por vida.
PROGRAMAS Y TERAPIAS DE APOYO
La psicoterapia de apoyo puede ser útil para muchas personas con esquizofrenia. Las técnicas conductistas, tales como el entrenamiento de habilidades sociales, pueden ayudarle a la persona a desempeñarse mejor en situaciones sociales y laborales. El entrenamiento en el trabajo y las clases de fortalecimiento de las relaciones también son importantes.
Los miembros de la familia y los cuidadores son muy importantes en el tratamiento de la esquizofrenia. Las habilidades importantes que se pueden aprender en tales programas abarcan:
  • Hacerle frente a los síntomas que se presentan incluso mientras esté tomando medicamentos.
  • Un estilo de vida saludable, que incluye dormir bien y mantenerse alejado de las drogas psicoactivas.
  • Tomar los medicamentos correctamente y cómo manejar los efectos secundarios.
  • Estar atento al regreso de los síntomas y saber qué hacer cuando reaparezcan.
  • Conseguir los servicios de apoyo apropiados. 

Cuándo contactar a un profesional médico

Consulte con el médico si usted o un miembro de la familia experimenta:
  • Voces que le piden hacerse daño a sí mismo o a los demás.
  • La urgencia de lastimarse a sí mismo o a los demás.
  • Sentimientos de estar asustado y abrumado.
  • Ver cosas que realmente no existen.
  • Sentimientos de que no puede salir de la casa.
  • Sentimientos de que no es capaz de cuidarse.

Prevención

La esquizofrenia no se puede prevenir.
Los síntomas se pueden prevenir tomando los medicamentos exactamente como el médico le indicó. Los síntomas probablemente reaparecerán si se suspende el medicamento.
El cambio o suspensión de los medicamentos solo lo debe hacer el médico que los recetó.

Mutismo selectivo


 

El mutismo selectivo es un problema de inhibición del habla que suele tener su inicio en la etapa preescolar. El trastorno se caracteriza porque el sujeto, pese a tener la capacidad del habla conservada, inhibe selectivamente la respuesta verbal delante de determinadas situaciones sociales o lo restringe a ciertas personas “de confianza” de su entorno familiar (normalmente padres y hermanos).
En algunas ocasiones, el mutismo puede iniciarse progresivamente como consecuencia de una timidez extrema o también a partir de alguna situación estresante (hospitalización, cambio de residencia, ciudad, etc.). Sea como fuere, el mutismo selectivo puede resultar altamente incapacitante tanto en el terreno educativo como en el social para los niños que lo padecen y siempre representa un problema a tratar.

En esta página intentaremos exponer las características del trastorno y las pautas de intervención psicológicas.

Delimitando el concepto de Mutismo selectivo

Los que hemos trabajado con niños que presentan mutismo selectivo, sabemos de la gran variabilidad que pueden presentan en sus interacciones sociales. Algunos de ellos disfrutan activamente del contacto con los demás y juegan sin mayores problemas, sin embargo, permanecen en silencio. Hay otros que desarrollan con el amigo más cercano estrategias de comunicación alternativa (signos, miradas, gestos, etc.). Hay también otro grupo que considera la mayor parte de las interacciones sociales incomodas y no participan en absoluto. Por tanto, estamos delante un mismo trastorno que puede tomar diferentes niveles de expresión y afectación social.

Algunos estudios parecen avalar la hipótesis de una posible relación entre mutismo selectivo en la niñez con fobia social en la etapa adulta, lo que les lleva a plantear una misma base común que tomaría formas diferentes. Esta base la constituirían factores de tipo ansiógeno ante situaciones sociales. No obstante, siguiendo a algunos autores (J.Olivares; F.X.Mendez; R.M.Bermejo), parece razonable considerar que el mutismo selectivo y la fobia social pueden compartir el supuesto de estar definidos por patrones de respuestas de ansiedad y, en este sentido, constituir el primero un factor de vulnerabilidad en relación con el segundo en determinadas circunstancias, pero sin olvidar que entre ambos existen notables diferencias tanto en el contexto evolutivo como en relación con el sistema cognitivo.

Según los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR, el mutismo selectivo debe presentar las siguientes características:

Criterios DSM-IV-TR:

A) Incapacidad persistente para hablar en situaciones sociales específicas (en las que se espera que hable, como, por ejemplo, en la escuela) a pesar de hablar en otras situaciones.
B) La perturbación interfiere con el rendimiento escolar o laboral o con la comunicación social.
C) La duración de la perturbación es de por lo menos un mes (no se limita al primer mes de la escuela).
D) La incapacidad para hablar no se debe a una falta de conocimiento de, o a no encontrarse cómodo con, el lenguaje requerido en la situación social.
E) La perturbación no se explica mejor por la presencia de un trastorno de la comunicación (por ejemplo, tartamudeo) y no aparece exclusivamente durante el curso de un trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico.

Epidemiología

El Mutismo selectivo, según diferentes estudios epidemiológicos, sitúan el número de afectados en la escuela primaria en un porcentaje del 1% o menos de la población total. Por tanto estaríamos delante de uno de los trastornos denominados “raros”.

La mayoría de investigaciones apuntan a una mayor incidencia en la población femenina (1,2-1,6 a 1). Sin embargo, hay discrepancias con otros estudios epidemiológicos. Estas diferencias se explicarían dado que la frecuencia de ocurrencia parece depender tanto de la edad de los sujetos de las muestras como de la delimitación y operacionalización del problema.

Características del trastorno

Tal como se ha explicado e independientemente de la forma que adopte el mutismo selectivo, los niños que la padecen suelen haber manifestado con anterioridad algún tipo de ansiedad ante situaciones sociales. Con frecuencia su historia incluye un periodo de desarrollo del lenguaje normal y apropiado en el hogar pero con restricciones cuando están en la presencia de personas desconocidas o con las que se encuentran en pocas ocasiones.

Muchos de estos niños han mostrado, en algún momento de su desarrollo, formas leves o moderadas de ansiedad de separación. También timidez excesiva, aislamiento y retraimiento social, negativismo, tartamudeo, enuresis y conducta oposicionista o manipuladora en el hogar.

Hay que destacar que, en algunos casos, el inicio del problema se da a edades tempranas como consecuencia de los factores antes señalados de timidez o ansiedad. No obstante, el problema puede prolongarse más allá de la edad de inicio debido, también, a factores familiares como un exceso de protección y la acomodación a sistemas alternativos no verbales que se consolidan.
Igualmente. una excesiva atención a estos comportamientos silenciosos por parte de los padres o algunos familiares pueden reforzar en el niño dichas conductas al obtener una atención “extra”. Esto puede ser especialmente cierto cuando además se dan circunstancias especiales de tipo afectivo como puede ser la presencia de un hermano más pequeño (celos y necesidad de tener más protagonismo).

En definitiva, el mutismo selectivo sería el resultado de la presencia de diferentes factores empezando por una vulnerabilidad de tipo ansiógeno delante situaciones sociales pero también de factores afectivos, conductuales y familiares que podrían prolongar en el tiempo el trastorno. Todo ello hace necesario un exhaustivo estudio previo de todas estas variables para intentar descifrar el origen y mantenimiento del trastorno.

Modelos explicativos

Se han propuesto diferentes variables explicativas que pueden estar en la base del mutismo selectivo y que se engloban en uno u otro de los dos grandes modelos que se exponen a continuación.

En primer lugar, la perspectiva biologicista plantea la hipótesis de que existe una base orgánica en la etiología del mutismo. Algunos investigadores han hallado relaciones entre este trastorno y determinadas alteraciones cromosómicas tales como el Síndrome X Frágil o la alteración en el cromosoma 18. No obstante no se ha llegado a conclusiones definitivas y los estudios sólo sugieren una posible relación pero, no queda probada ninguna relación causa-efecto.

Parece más probado el hecho de una mayor presencia de antecedentes de ansiedad, fobias y depresión en familiares directos del grupo de sujetos con mutismo selectivo frente a grupos de control. Esto podría indicar la presencia de ciertos factores de vulnerabilidad transmitidos genéticamente, sin menoscabo de la influencia que puede ejercer en los niños la observación directa de ciertos modelos familiares.

Desde la perspectiva psicológica, se asume el supuesto común de que el mutismo selectivo es una respuesta aprendida, en cuya adquisición y mantenimiento pueden intervenir procesos de condicionamiento directo (clásico y operante) y procesos de aprendizaje vicario y/o de transmisión de la información, con independencia de que esas explicaciones puedan tener en cuenta, además, variables biológicas.

Evaluación

La evaluación psicológica en casos de mutismo selectivo comprende diferentes instrumentos y estrategias. El objetivo es obtener un retrato de todos los elementos y factores que pueden estar influyendo en la génesis y mantenimiento del problema.

En primer lugar es necesario recoger exhaustivamente los datos evolutivos del niño/a desde el embarazo hasta la actualidad. También la estructura de la familia mediante un organigrama (padres, hermanos, abuelos, etc.) y las actuales circunstancias del entorno. Todo ello puede llevarse a cabo mediante entrevista a los padres.

Necesitaremos información acerca del rendimiento escolar actual (notas, informes) y su historia de aprendizaje.

Deberemos aplicar pruebas que nos den una valoración de su nivel cognitivo. Podemos utilizar, según edad, las pruebas no verbales del WPPSI-III o WISC-IV (Matrices, Conceptos, etc.). También el de matrices progresivas de Raven, el Toni-2 o el Peabody (Test de vocabulario en imágenes).

Para registrar factores de conducta y emocionales tanto en casa como en la escuela podemos utilizar el BASC en sus diferentes formas (para padres, maestros o autoinforme, según edad). Este instrumento incluye tanto una evaluación de los aspectos positivos (liderazgo, habilidades sociales, adaptabilidad, relaciones personales, etc) como de los aspectos negativos (ansiedad, agresividad, problemas de atención, hiperactividad, retraimiento, somatización, depresión, etc.).

En el BASC, los niños con mutismo selectivo (según datos recogidos en nuestro gabinete con varios casos) suelen puntuar significativamente alto en la Escala de somatizaciones y bajo en la de Habilidades adaptativas.
Complementariamente puede resultar útil introducir test proyectivos (familia, casa, etc.).

En algunos casos será necesaria la observación estructurada, por parte del profesional, en los ámbitos naturales del niño. También son de gran utilidad filmaciones en video facilitadas por la familia.

Intervención y tratamiento

El tratamiento del mutismo selectivo comprende una serie de actuaciones que deben afrontar al menos tres problemas básicos que suelen darse paralelamente al mutismo propiamente dicho:
a) La alta ansiedad presente en el niño ante determinadas situaciones sociales.
b) La limitada experiencia que ha tenido el niño de hablar con personas ajenas a su núcleo familiar.
c) La presencia, en un grado u otro, de apoyo para la comunicación no verbal fomentada por personas de su entorno.

En general, se admite la eficacia del tratamiento conductual del mutismo selectivo cuando el sujeto todavía habla a una o más personas (normalmente padres y hermanos). Las estrategias a seguir generalmente conllevan la exposición del sujeto a las situaciones en las que éste inhibe el habla.

En el Child Study Center de la Universidad de New York (Centro para la investigación, prevención y tratamiento de niños y adolescentes los trastornos psiquiátricos y de aprendizaje) se han utilizado un conjunto de estrategias cognitivo-conductuales y de terapia del comportamiento (Psicoeducación) que han demostrado su utilidad.

El plan seguido consiste primero en una evaluación exhaustiva del desarrollo del niño y su historia psicosocial. A continuación se expone a los padres y otros cuidadores las causas que pueden estar en el origen del problema. Las diferentes personas involucradas en la educación del niño deben saber lo que hay que hacer y lo que hay que evitar para atacar el trastorno.
Hay también que describir los objetivos del tratamiento y las diferentes etapas intermedias para involucrar a todos en un esfuerzo de colaboración.
Al niño se le somete a una intervención multicomponente a medida y que comprende algunas de las siguientes técnicas:

Técnicas para reducir la ansiedad 

Cualquiera de las técnicas habituales puede ayudarnos (desensibilización, relajación, imaginación guiada, etc.).

Exposición graduada a las situaciones temidas Normalmente los niños son informados que primero tendrán que hablar con personas de su entorno próximo con las que están familiarizadas para posteriormente seguir haciéndolo pero ante la presencia de otras personas. De lo que se trata es de establecer una gradación desde el nivel actual de funcionamiento del niño (por ejemplo hablar con su madre a solas) para ir aumentando la exposición gradualmente a situaciones más ansiógenas (por ejemplo hablar con su madre ante la presencia del terapeuta, luego con el terapeuta a solas) y progresivamente conseguir una generalización lo más extensa posible.

Modificación de conductaEl uso de recompensas y castigos (coste de la respuesta, pérdidas de puntos, etc.) se introduce como medida de motivación hacia el cambio. Las recompensas se incorporan cuando se logra alcanzar un determinado nivel. También hay que supervisar los reforzadores sociales ante los avances del niño.

Automodelado El automodelado supone aportar un procedimiento en el que el niño se observa a sí mismo actuando en el nivel más eficaz posible. Podemos ayudarnos de cintas de video que los padres han grabado en casa, con su voz, respondiendo a preguntas o explicando detalles de su entorno (juguetes preferidos, etc.). Una vez en consulta estos videos son visualizados conjuntamente por el niño y el terapeuta. Progresivamente se solicita que estas grabaciones se den en diferentes ámbitos e incluso que los grabe el propio niño. Así pueden registrarse en el patio de su casa y posteriormente en el exterior con una breve descripción del lugar u objeto que graba. Con ello también vamos trabajando la exposición a determinadas situaciones o lugares.

Utilización de grabaciones de audio y video.
En el automodelado hemos descrito una de las formas de utilizar los dispositivos de grabación. Otra forma de utilizarlo consiste en que una persona relevante con la que el niño no hable (por ejemplo: maestra) formule mediante grabación algunas preguntas que luego el niño contestará por el mismo medio. Este caso puede resultar especialmente útil para permitir a otros niños de su escuela ser conscientes de que el niño con mutismo es capaz de hablar, disminuyendo la ansiedad asociada a ser observado por los demás y disipando sus miedos infundados respecto a una reacción negativa por parte de sus compañeros si habla. Se recomienda utilizar este método para cuando se desee generalizar desde el ambiente terapéutico a la escuela. No obstante cada caso es diferente y puede requerir adaptaciones específicas.

Algunos autores aquí en España (Olivares, Mendez, Macià, 1993) han utilizado la técnica denominada Automodelado Gradual Filmado y Trucado (AGFT) que persigue dos objetivos:
1) Establecer la comunicación verbal de los sujetos en el contexto donde se inhibe el habla, con independencia del interlocutor y la situación.
2) Sustituir la ausencia de interacción social por un incremento de la relación interpersonal, de acuerdo con la edad del sujeto.

El AGFT consiste en la exposición del sujeto a una jerarquía filmada de secuencias de automoldeamiento (previamente trucada) que progresa a lo largo de cinco fases, que incluyen desde la respuesta monosilábica hasta el comportamiento final deseado (preguntar y contestar espontáneamente a preguntas realizadas al conjunto de los sujetos en situación grupal).

Reestructuración CognitivaEsta técnica cognitiva puede ser muy útil para trabajar y reducir los pensamientos negativos, irracionales o exagerados que acompañan a estos niños y como estrategia complementaria a las otras técnicas apuntadas.

Apuntes finales:-La utilización de unas u otras técnicas dependerá de cada caso particular y sus circunstancias. Debe ser el terapeuta el que encuentre la combinación más idónea.
-El tratamiento del mutismo selectivo no resulta fácil y requiere de tiempo, paciencia y complicidad entre todos los agentes que intervienen.
-El pronóstico de las intervenciones deberá ser siempre prudente, si bien, parece estar mediado por la prontitud con que se inicia el tratamiento del problema en relación con su aparición.