Diversidad Funcional
martes, 11 de febrero de 2014
Cara a cara coa vida
Ana es una niña de once años, pero ni su físico ni su psíquico confirman este dato. Por esa razón, la vida no le fue nada fácil. A su corta edad, ya se ha convertido en una luchadora sin tregua. En una persona que desprende valentía y coraje por cada poro de su piel. Pero todavía le quedan muchas guerrillas por combatir, hasta que la sociedad aprenda a convivir con personas tan especiales como Ana. Y ella lo sabe. Todos lo sabemos.
Nuestra protagonista nace el 9 de junio de 2000; con el nuevo siglo, quizá por eso es diferente. Sus problemas comienzan en el momento en el que Ana entra en “este loco escenario de dementes”.
- Con solo tres días, Montse, una madre coraje como pocas, se da cuenta de que el paladar de su hija pequeña no está del todo formado. Una fisura palatina, le diagnosticaron los médicos. En un principio, estos no quisieron preocupar a la familia, por lo que las frases de tranquilidad corrían de boca en boca. Pero la cosa no era tan sencilla como la pintaban: una fisura palatina significa nacer con el paladar abierto, comunicado con la nariz y los oídos, y ello requiere de una operación entre los 16 y 24 meses de edad; cuando todavía no tenemos el cuerpo preparado para ello. En el caso de Ana, durante esos 16 meses de espera, el bebé tuvo graves problemas para alimentarse, ya que éste no era capaz ni de succionar el biberón ni de tragar, por lo que todos los alimentos se iban acumulando poco a poco en los tímpanos, produciéndole una sordera del 90%. A mayores, Ana no cogía peso y lloraba sin parar. Ahora sabemos que esos llantos no eran por causas naturales, sino por hambre.
Cuando unos padres tienen un hijo, si no existe ninguna situación que te haga dudar, jamás te imaginas que tu hij@ es sord@. Y eso fue lo que les pasó a Montse y a Juan. Ellos mismos dicen que se enteraron de que su hija había sido sorda durante su primer año de vida, en el momento en el que la niña se asustó al escuchar, por primera vez con 17 meses, el sonido de una moto. A día de hoy, viendo fotos de Ana en esa época, te das cuenta de que no sonreía, de que miraba sin entender lo que pasaba a su alrededor. Como dice la madre, “en esa época, Ana estaba en su mundo”.
La operación de la fisura palatina se basa en unir el paladar y crearle al paciente una pequeña campanilla, al tiempo que le limpian los tímpanos y le colocan unos tubos trastimpánicos que le permiten escuchar. Pero con eso no se termina el problema. Los niños con fisuras palatinas deben tener extremo cuidado con el crecimiento de los dientes, el cuidado de los oídos y, a mayores, existen claros riesgos de problemas en el habla. En nuestro caso, Ana habla con voz muy nasal y la ayuda de una logopeda fue algo esencial en su evolución.
- Una vez operada, sale a la luz la segunda complicación en la salud de la pequeña: atrofiamiento del músculo esternocleidomastoideo. Durante muchos meses, Ana es incapaz de mantener derecha la cabeza ni de aguantarse de pie.
- Al poco tiempo, la familia de Ana empieza a notar que la cabeza de su pequeña no crece con normalidad. Plagiocefalia fue el tercer problema que le surgió: el hueso de la frente le crecía en diagonal, desplazándole los ojos, la boca y las orejas. Este problema lo solucionan utilizando un casco ortopédico que corrige la malformación por opresión del mismo.
- A los 15 meses, sufre el primer ataque epiléptico. Durante el año 2005, Ana padece 33 ataques en tan solo 30 días (concretamente en el mes de julio).
- Y por último, y como todos los humanos, Ana tiene una masa blanca entre el cerebro y el cráneo. Lo que la diferencia de los demás es que, en su caso, dicha masa es más gruesa de lo debido, impidiendo que el cerebro se desarrolle y crezca con normalidad. Este problema causa en la niña un retraso de 5 años. Por esta razón, Ana cursa 4º de primaria con adaptación de primero. Realmente, tiene once años, pero su mente y su cuerpo (órganos) son los mismos que los de una niña de seis.
Esta historia no está creada para provocar lástima ni tristeza en las mentes de los espectadores. No se hace para que nadie se compadezca de Anita. Todo lo contrario. Esta película se basa en la vida de una luchadora que, con solo once años, todavía no es consciente de lo mucho que tiene que enseñar a la sociedad. Habla de una niña cariñosa, respetuosa y tolerante como pocas personas. Nos explica que, por muchos problemas que nos ponga la vida, tenemos que ser fuertes y tirar hacia delante sin mirar atrás ni para coger impulso. Solo con esperanza, fuerza y cariño, podremos conseguir todo lo que nos propongamos en este “loco escenario de dementes”.
Para más información sobre el documental:
http://www.caraacaracoavida.com/el-proyecto/#
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